LA IDENTIDAD
Una noción desde la antropología filosófica
Por Santos Diamantino
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La filosofía sería como un taller de reparaciones en el que arreglan los desperfectos causado por la máquina del desarrollo científico y técnico que es como la corona de la racionalidad occidental. No se trata de una función menor pues la tarea que se le asigna es, en realidad, la de suplir serias carencias de la racionalidad triunfadora que afectan al sentido, al sentimiento, y a la identidad colectiva.
MATE, R. Memoria de Occidente, p. 81.
Hablar de identidad hoy en día es comentar de todo el sentido que las personas le hemos dado a este concepto desde la antropología como de la filosofía. Puede ser que las nociones que se impregne en este trabajo no sean las del todo conforme, ya que la misma idea de identidad no establece algo definitorio, por pertenecer a la filosofía de las ciencias sociales, y los conceptos que se establezcan en las mismas adquieren categorías temporales. Esto causará desacuerdos en los intelectuales o en los académicos, pero la realidad académica demuestra que los sentidos conceptuales varían de época a época. Fundamentalmente cuando hacemos referencia a las esencialidades del concepto, o cuando creemos que hay algo que este al margen del entorno social.
El debate de la identidad debe servirnos para el conocimiento de sí mismo. Aunque el resultado de este problema sea vista desde el otro y no desde nosotros. Esto sucede por la comodidad subjetiva de los seres humanos. Es más cómodo analizar el para sí que el en sí. Ahora, la interpretación que se le dé a esto, depende del método que uno use, o de la ubicación del intérprete. Sin embargo, esto no significa que entremos en una relativización del significado y del significante, aunque eso denote por la heterogeneidad subjetiva de la realidad social. La identidad es un proceso de afirmación y negación del sujeto, sumergido en su historia y en la historia de la humanidad.
Actualmente se ve varios tipos de manifestación identitaria, como por ejemplo a nivel cultural, a nivel de movimientos políticos, a nivel de grupos de jóvenes (música:
pop, rock, romanticos, hip hop, etc.). Y estas colectividades se manejan bajo una imagen ideológica. Imagen que contiene ideología estructurada, pensamiento que identifica a seres humanos que creen que es lo correcto. Al mismo tiempo, también existen personas que piensan lo contrario a esto, y personas que simplemente no les importa. Pero todas ellas bajo un sustrato ideológico, con creencias de que la imagen contiene cierta esencia, con características subjetivas, etc. Sin embargo, las dudas siguen: ¿Los seres humanos nacemos con cierta esencia? ¿Nacemos con algún alma específica? ¿Hay disposiciones que permanecen toda la vida, independientemente donde la persona se encuentre? ¿Será que la persona define su identidad en el proceso simbólico de la interacción de los seres humanos? Preguntas que en el desarrollo de este trabajo serán respondidas.
1. Pregunta por el sentido
Preguntar por el sentido o por el verdadero sentido de la palabra identidad es abstracto. Pero, la primero referencia académica al que recurrimos es el diccionario1, y este nos dice que identidad, viene del latín identitas que significa la cualidad de lo idéntico, igualdad, hecho de ser de una persona o cosa, la misma que se supone o se busca. En su primera acepción hay un error, ningún ser humano es igual a otro, o no somos lo mismo. Somos seres humanos diferentes (ojo no quiero decir que seamos de distinta especie, o raza), heterogéneos, es verdad que compartimos muchas cosas pero esto no es un rasgo identificatorio, sino un rasgo de compatibilidad. En la última acepción preguntamos ¿cuál es el ser de algo? ¿Es posible conocer el ser de algo? Pensamos que no es posible conocer el ser, sino las relaciones de este ser. Entrar en la esencialidad del objeto, es someternos a especulaciones subjetivas de las que nunca acaban.
No obstante algunos antropólogos, como filósofos decidieron optar por el camino de la esencialidad (ojo no es un error), pero esto trajo otros problemas de difícil sustentación, por ejemplo; ¿habrá la posibilidad de penetrar en el núcleo de una cosa o de un pensamiento? Si es así cuáles son esos resultados. ¿Estas resoluciones nos son sólo interpretaciones? ¿Ahora estas interpretaciones son fiables? Lo rescatable de estas hermenéuticas es que tratan de darle algún sentido a lo especulado, y como el ser humano necesita darle sentido a todo, entonces se refugia en este tipo de reflexiones.
1 Diccionario ANAYA de la lengua S. A. Madrid 1980.
De ahí que surge el esencialismo filosófico el cual te dice que la esencia precede la existencia. Dándonos a entender que todo tiene sentido, y que a partir de ello todo se mueve. Pero esto es mostrar cierto determinismo ante la vida, el ser humano está determinado por estas esencialidades, y desde ahí es definido el individuo. Los efectos de esta noción hizo que nos metiera en debates culturales, el cual sirvió de base ideológica para el segregacionismo, que, apoyándose en diferencias presuntas de naturaleza entre los hombres, divide la sociedad en entidades distintas, a menudo jerarquizadas entre ellas, y les atribuye características, aptitudes, un papel social o unos estatutos específicos.
El otro camino del sentido fue el llegar a usar el aparato de la diferenciación, que es otro quilombo (barullo), porque no se puede decir “esto es” a partir de ciertas diferencias. Parece una aberración definir la identidad de lo que algo es por algún rasgo que lo diferencia,2 ya que esta caracterización es temporal, por lo tanto este efecto está sujeto a cambio. Entonces enfocarla desde ahí es un error. También es un error identificar como absoluto un hecho o una acción o simplemente algo, como única realidad indiferenciada. Esto nos llevaría a otro problema, el identificarse con algo o el decir, “nosotros somos esto” o “soy esto”, ya es exclusivo, por lo tanto estos caracteres muy comunes son excluyentes. Y esto es peligroso porque amenaza a la sociedad.
Sin embargo, este sentido amenazatorio es algo normal en la realidad, por eso se oye continuamente peleas entre dos bandos. Amenazas que son tácitas y explícitas en la realidad social, el claro ejemplo es la amenaza de las grandes partes de la población mundial en la división social del trabajo (ricos contra pobres).3 Ahí por ejemplo podemos ver muchas exclusiones por un rasgo identificatorio. Lo pernicioso es que este tipo de exclusiones parece estar creciendo todavía, por más que en Bolivia como en Latinoamérica haya cierta conciencia social pensada desde abajo. No obstante estas conciencias sociales sólo son pantallas reivindicatorias que se dan en el área política, económica y social.
Las actitudes identitarias nos han llevado al detrimento de la sociedad, porque nos ayudado a excluirnos mutuamente, y ese es el sentido que le hemos dado a la identidad, la negación de algo porque yo soy eso que afirmo y niego algo. Lo malo es que la humanidad se excluye bajo el rotulo de la identidad, bajo una imagen política, bajo un sustrato ideológico, etc., y esto sucede en países del primer al tercer mundo.
2 Pedro Gómez García, Las ilusiones de la 'identidad'. 12.
3 Franz Hinkelammert, Cap I-La Propiedad Absoluta Crea Pobreza-LA VIDA O EL CAPITAL.2-3.
Lo gracioso es que los problemas dentro del tercer mundo repercuten de manera destructiva en el mismo tercer mundo. Incitando a migrar de países pobres a países “ricos” o conocidos como “el primer mundo”. Lo paradójico es que en el tercer mundo, lo no valorado es valorado en el primer mundo, es decir; la mano de obra que no fue tomado en cuenta en el país de origen es visto como una potencialidad en el primer mundo. Tornándose en otro tipo de crisis en el país de origen y enriqueciendo a otro país.
El manejo económico muchas veces ha marginado y ha discriminado a las personas, por la acumulación y la distribución de la riqueza, aspecto que logró estratificar la sociedad en pobres y ricos. Y el simple hecho de decir patrón, jefe, señor, etc., ya era un rasgo de identidad social, no relacionable con la identidad pobre, semblante que fue interpretado como racismo. Dando lugar al designio de un grupo de personas que supuestamente tienen una ascendencia común, llegando así a compartir determinados caracteres hereditarios, que distinguen a una variedad particular en el seno de una especie. A esto le llaman raza, término que dentro de los círculos académicos ya no se usa, a partir de 1995 en la reunión de la AAAS o Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, celebrada en Atlanta en febrero de ese año. Ahí declaró el biólogo Luigi Cavalli-Sforza que el concepto de raza es un concepto bastante inútil, porque no se puede agrupar a los humanos, ya que las diferencias genéticas entre razas, excepto en casos de aislamiento geográfico continuado, son muy pocas.
No se puede atribuir identidad a partir de rasgos biológicos, tal vez desde una imagen identitaria dentro los rasgos culturales. Los atributos de una comunidad pueden definir algunas características diferenciales, pero no del todo, es decir: tal comunidad “es así”, pero esto es hablar de la forma y no así de lo que le hace ser. Esta atribución es a partir de lo que se ve, y no de lo que puede ser en realidad. Por eso el concepto de identidad es iluso, porque es difícil atribuir algo a partir de lo que se observa, además que es muy particular.
De ahí la razón de no buscar el sentido a la identidad, porque crea problemas donde no habría problemas, como por ejemplo el racismo, los cuales nos han llevado a la desigualdad social, pensando que unos son más que otros, justificando doctrinas políticas, quienes hicieron ver a la población la normalidad de la explotación, incluso de su exterminio. Este esquema parte del vínculo entre lo económico y lo social, y a partir de ello justifica todo. El racismo muestra cierta inseguridad y miedo ante lo diferente, o ante la otredad, por cuidar de ello es como se da este esquema mental del racismo. Por
lo tanto el sentido que le da el racismo a la identidad no es válido, porque las acciones del hombre deben ser en beneficio de la comunidad.
2. Variedad interpretativa desde la filosofía
La filosofía te exige una especialización para abordar el tema de la identidad. Lo primero que hace es tomar un autor para el abordaje, y desde ahí empieza a discutir sobre el tema. Pero en Bolivia muy pocos filósofos se han atrevido a desarrollar este tema. Entonces aún existe sed de equilibrio en las reflexiones de la identidad. En filosofía las soluciones no vienen desde el mundo económico, aunque se sabe que es necesario. Las soluciones vienen desde ese mundo abierto, dinámico de la reflexión, que trata de abstraer nociones del sin-sentido, llegando al sentido del debate.
Las conclusiones pueden no ser científicas (porque tampoco pretende ser científica), pero sus enunciados pueden servir más que los resultados científicos. Ya que sugiere sobre determinado tema, y a veces lo hace tomando distancia crítica desde la misma. “En este contexto, la filosofía quizás sea la reflexión sobre lo que nos pasa en una época o en un lugar, especialmente al preguntarnos acerca de quiénes somos.”4 Pero no es una reflexión de lo que es en sí el concepto (esencialismo), porque para eso tendría que haber pasado por un método exhaustivo de la realidad objetiva (método experimental, método comparativo). Lo que hace es tomar realidades subjetivas (textos filosóficos) y desde ahí aprehende ideas, a las que denomina categorías filosóficas.
En filosofía la identidad no es una obviedad, es decir: no está dicho del todo. Por eso profundiza en el YO, y cómo este puede durar en el tiempo, y a esto le ha llamado identidad. Y el método que usa para llegar a esto es escapando del YO, para mirarla desde afuera y de esa manera determinar el concepto. Porque el sujeto, el yo, no es lo que hay que reforzar y salvar, sino que hay que salvarse escapando de él.5 YO, que ocasionó muchos problemas psicológicos como ser el egoísmo, una valoración excesiva de sí mismo negando a los otros.
Para determinar el concepto de identidad, la filosofía ha tenido que partir desde el proceso cognitivo del signo, es decir: a qué el hombre le llama signo y porqué. En esa nominación encontramos características ontológicas, porque esa nominación tiene una razón de ser, una identidad. Y esto se da a partir de algunas formas de percepción,
4 Dr. W. R. Daros, Rasgos de una filosofía de la identidad social, edit. CONICET
5 L. Ferry, El hombre-dios o el sentido de la vida. 28.
apreciación del signo y relación del signo con otros signos. A las dos etapas el ser humano le ha dado cierta interpretación, le ha atribuido un sustento ideológico, razonando de la siguiente manera; “esto es una herramienta y sirve para tal acción”.
Este hecho sirvió para la creación de un código de relación entre seres humanos, y los humanos que nazcan en este espacio geográfico, tendrán que aprender estos códigos identitarios, para poder relacionarse con los demás. Y este será un parámetro para la búsqueda de la identidad (YO), en filosofía a esto se le ha denominado “teoría del sujeto y de la identidad personal”. Abstracción que se apoya en las reflexiones de la cultura, y de la lengua.
La lengua te indica el valor de la realidad exterior, y los razonamientos están entorno a ello. Por ejemplo, el verbo ser; El “es (εστιν)” significa él existe en el sentido de “él vive aquí y ahora.”6 Aunque esta definición hizo que nos llevara al problema de la apariencia, que muchas veces se manifiesta con solo ver, tocar, oír, sentir, oler, y esto es muy aparente en la conceptualización. El fin de la filosofía es develar el concepto, des-ocultar el concepto, no sólo verificando sino siendo exhaustivo con el concepto.
De ahí que también se dará la tarea de remitirse a la filología, para saber el sentido de la palabra. Identidad viene del griego clásico, expresándose mediante el adjetivo y pronombre (αυτο: mismo, lo mismo; το αυτο con crasis: αυτο) con función de demostrativo, lo que equivale, en latín a ipse (él mismo); o bien a idem (isdem: éste precisamente, éste al que estoy indicando, éste y no otro). Incluso existió en sánscrito el demostativo im-ám: aquél allí. En estos casos, el demostrativo aparece utilizado para indicar que un sujeto o un objeto es el mismo: 1) sea porque está allí (no confundido con otro) y es recordado de la misma manera ahora respecto de su presencia anterior; 2) sea porque es en sí, siendo por sí mismo o causa de sí, de su ser, de modo que algunos decían (como Aristóteles sostiene que afirmaba Platón) que existía “el hombre en sí o de por sí, el caballo en sí, la salud en sí”, como idea, con un ser propio, siempre igual y no cambiante como las sensaciones. En esta concepción de origen platónico, la “autentidad” o autenticidad estaba dada por la misma entidad en cuanto era ella misma, no teniendo motivo para cambiar en su esencia, en lo que era, como sucedía con las cosas sensibles, finitas, temporales7.
El concepto de identidad se refiere tanto al sujeto como al objeto, por la categoría ontológica de ser “este mismo o aquel mismo”.
6 W. R. Daros, En la búsqueda de la identidad personal, 17
7 Ibid. 2, 18.
Cuando se habla de la identidad del sujeto se habla de la percepción subjetiva, y las ideas vertidas estarán con este matiz, aunque este sea una idea parcial. Pero en esta parcialidad el sujeto es, aunque esto sea relativo por el proceso de cambio que va vivir el ser humano. La abstracción identitaria del sujeto es relativa, porque responde a un contexto, a un ciclo vital, a un estado de ánimo. Y las explicaciones partirán de experiencias cotidianas, que no serán del todo resueltas.
Desde un punto histórico de la filosofía, el primer referente es la época griega, para quienes conocer la naturaleza era descubrir la identidad que se esconde tras la diversidad sensible. Inicialmente se situó en elementos materiales como ser; fuego, aire, agua y tierra, pero fue Parménides quien concibe la realidad del universo como lo que es y formula el principio o camino de la verdad: “lo que es, es y no puede no ser”8. Con este principio se atribuye a lo que es todas las características de lo absolutamente idéntico a sí mismo. Surge así la ontología de la identidad absoluta de la que se excluye la multiplicidad y el movimiento. Ésta es la concepción del ser que hereda Platón, quien percibe cómo la experiencia no se adapta a la teoría: “… de suerte que el ser también sin duda miles y miles de veces no es, y los otros, ya individualmente, ya en su totalidad, bajo múltiples aspectos, son; y bajo múltiples aspectos no son”9.
Esa dificultad con la que se enfrenta Platón, encuentra su explicación en Aristóteles con la doctrina del acto y de la potencia, dejando de ser objeto de opinión para entrar de lleno en la ciencia. Posteriormente la noción de creación aportada por el cristianismo permitirá encontrar la identidad absoluta en el Ser y entender los entes como identidades participadas.
Será a partir de Descartes cuando la identidad ocupa un lugar importante al identificar el yo con su actividad pensante. Las exigencias del racionalismo de llegar a tener un conocimiento pleno de la realidad y de satisfacer las ansias de identidad, le llevan a Spinoza a afirmar que determinatio negatio est10. Schelling en una época de su pensamiento construye una filosofía de la identidad según la cual el Absoluto es unidad e indistinción de naturaleza y espíritu. Para Feuerbach la identidad absoluta la alcanza el mismo hombre como resultado del esfuerzo hacia una mayor coincidencia consigo mismo.
8 Hermann Alexander Diels Fragmenteder Vorsokratiker, 28 B 2, 3
9 Platón, Sofista, 259 A
10 Epistolario, 50
Como consecuencia de la penetración en la cultura de estos distintos planteamientos sobre la identidad, es frecuente oír hablar de crisis de identidad en personas e instituciones.
3. La identidad dependiente
Debatir sobre identidad no supone hablar de independencia, sino de relación y de proceso. Esto quiere decir, que en el transcurso del tiempo y del espacio geográfico es como se logra definir una identidad. Los ejes son los círculos de relación. Estos procesos no son estáticos sino dinámicos, por lo tanto son cambiantes. Estos procesos identitarios responden al ciclo de vida del ser humano, es un proceso interno y externo.11 Estos procesos identitarios responden a las preocupaciones humanas, son las necesidades humanas las que marcan una identidad en el agente externo, por cómo lo pedimos, por cómo hablamos, por cómo sustentamos nuestras ideas en el momento de la necesidad.
Las nociones identitarias se ven envueltas con las necesidades biológicas. Necesidades que van con lo que el sujeto requiere. Por ejemplo, la escases de algo en el sujeto, contiene rasgos ontológicos12, categorías que el sujeto le ha atribuido a cierta necesidad. Estas categorías o cualidades son rasgos identitarios, es decir; esto es un pan. Al decir ES, le damos cierta categoría ontológica, “de que es”. Entonces ese ES ya es un rasgo identitario. Para eso, ha tenido que pasar por la vivencia subjetiva como objetiva. Los seres humanos de determinada región le han dado el nombre de pan a cierto alimento. Pero para convertirse en alimento, antes el sujeto a tenido que experimentarlo y de esa manera saber que eso es un pan, y calmar el hambre. Por eso la idea de identidad no es una categoría individual sino social.
Sin embargo, estas atribuciones son hacia el objeto, ¿pero qué hay hacia el ser humano? Lo importante en este trabajo no es determinar quién determina a quién. Pensamos que lo interesante es descifrar cómo se va construyendo ese concepto. Para eso es importante ubicar las rupturas epistemológicas.
11 Los procesos identitarios duran hasta que las personas mueran. En los testimonios se pueden oír atribuciones como por ejemplo, “así era determinada persona.”
12 Este concepto fue apreciado desde la rama filosófica, el cual se ocupa de la naturaleza y organización de la realidad, es decir de lo que “existe”. En el campo de la Inteligencia Artificial lo que existe es aquello que puede ser representado. Una ontología es una especificación explícita de una conceptualización, es decir proporciona una estructura y contenidos de forma explícita que codifica las reglas implícitas de una parte de la realidad, independientemente del fin y del dominio de la aplicación en el que se usarán o reutilizarán sus definiciones.
Para tal cometido, uno tiene que elegir si se va poner de objeto o va a poner a otros como objetos. El ponerse de objeto le servirá de ubicación y desarrollo sobre las nociones del sí mismo. El fin será encontrar rasgos que lo diferencien de los demás, para saber quién es realmente y qué papel juega en las relaciones sociales.
Gnoseológicamente el ser humano al ponerse de objeto, es decir, sujeto- (hombre) sujeto (objeto investigado), el ser humano puede cumplir con la función interpretativa del sí mismo. El fin es extraer alguna información sobre su ser (¿Quién soy yo? ¿Por qué soy yo y no otro?) En otras palabras es un hablarse a sí mismo, y este proceso no es inmediato, es el proceso más largo. Suponemos que somos algo por dónde vivimos, por cómo nos vestimos, por cómo pensamos, por lo que tenemos, por lo que escuchamos, etc. Hecho que creemos que es individual. Sin embargo es el efecto de cierta causa relacional, es decir; el “otro” provoca que uno se reconozca.
No obstante, la idea de identidad no sigue este proceso, porque la mayoría no trata de hablarse a sí mismo, ni trata de internalizarse. El hablarse a sí mismo es y debe ser la internalización del habla comunicativa con los otros.13 El sí mismo no es directo sino indirecto. Uno se hace objeto si toma en cuenta las actitudes de otros individuos hacia él. Es un proceso causal de reconocimiento. Este hecho es la reflexión filosófica sobre la posibilidad, origen, naturaleza, justificación y límites del conocimiento que da esta reflexión sobre la identidad.
Para ser más claros, el ser humano se vuelve objeto de sí mismo, cuando toma conciencia de los juicios del otro. Ahí es cuando se experimenta a sí mismo, porque se da cuenta de algunas cosas que él no sabía, “así eres”. Por eso la identidad es el producto del efecto indirecto, donde el otro es fundamental en la toma de conciencia. Este aspecto es importante, porque ayuda a obtener información sobre algunos rasgos que individualizan o distinguen algo y confirman que es realmente lo que se dice que es el sujeto.
Pensamos que la identidad tiene cinco etapas; la primera cuando el ser humano toma conciencia de su existencia, “estoy aquí”. La segunda, cuando ve que no está sólo sino que hay otros, “quién es aquel”, y este será el efecto para la tercera etapa, “quiero ir más allá y no puedo.” La cuarta etapa tiene que ver con el relacionamiento para lograr satisfacer sus necesidades, “quiero lo que él come”. Y en la quinta etapa, diseña un proyecto el cual le permita llegar a otras necesidades.
13 Jorge Larrain, El concepto de identidad, 31.
En esas cinco etapas hay atributos identitarios, es decir; en lo que quiere, en lo que puede y en lo que debe hacer. Hay substrato ideológico que le hacen ser a determinados deseos. Mismos que no son aislados sino que son en base al otro. Por eso se objetiviza y construye ideología a partir de eso. Construcción que es producto de la relación social y de los sistemas simbólicos de cada sociedad.
La identidad es un proyecto simbólico que el individuo va edificando de a poco. Es un proyecto simbólico porque los humanos se relacionan mediante gestos que significan algo, símbolos lingüísticos que tienen un contenido, que puede significar para la humanidad la misma cosa.14 Ahora estos gestos son importantes porque motivan a una respuesta, hecho que sirve para dirigir una acción posteriormente. Los gestos sirven para comunicar y moldear una acción, y así asumir lo que los otros piensan. Y esto crea identidad en la persona, y crea relación en la cultura, es decir, ambas realizan construcciones simbólicas, aunque no signifiquen lo mismo. Mientras la cultura es una estructura de significados incorporados en formas simbólicas a través de los cuales los individuos se comunican, la identidad es un discurso o narrativa sobre sí mismo construido en la interacción con otros mediante ese patrón de significados culturales. Mientras estudiar la cultura es estudiar las formas simbólicas, estudiar la identidad es estudiar la manera en que las formas simbólicas son movilizadas en la interacción para la construcción de una auto-imagen, de una narrativa personal. 15
El proceso identitario es cultural, porque se define en base a categorías culturalmente compartidas. El proceso identitario es material, porque su proyección simbólica está en las cosas materiales, partiendo desde el sujeto mismo (cuerpo humano). El proceso identitario es social, porque el otro nos ayuda autodefinirnos. El concepto de identidad siempre hará referencia a categorías generales, porque sirven de medidores generales. Una definición se da a partir de categorías compartidas socialmente. El concepto de identidad requiere siempre de una referencia más amplia, con el que puedan compartir ciertas características. Erikson decía; que el individuo se juzga a sí mismo a la luz de lo que percibe como la manera en que los otros lo juzgan a él.16 Lo social esta dentro como fuera, depende de la conciencia que hemos tomado, como de los otros que nos reconocen.
14 Mead, George Herbert, Espíritu, persona y sociedad, 146-7.
15 Jorge Larrain, El concepto de identidad, 32.
16 E. Erikson, Identity, Youth and Crisis, 22.
El proceso identitario es de ida y de vuelta, es decir, no depende sólo del reconocimiento del otro, sino de la lucha por ser reconocido en el medio social. La identidad es un proceso intersubjetivo de reconocimiento mutuo.
17 En ella somos una cosa para un ser humano, y otra cosa para otro ser humano. El filósofo Axel Honneth discute sobre este tema a partir de la teoría del reconocimiento, mostrando tres formas: a) amor o preocupación por la persona (que da auto-confianza), b) respeto a sus derechos (que entrega auto-respeto) c) y aprecio por su contribución (que garantiza auto-estima). Si estos estos factores no se toma en cuenta, la respuesta del ser humano es negativo.
18 “La vida social se cumple bajo el imperativo de un reconocimiento recíproco, ya que los sujetos sólo pueden acceder a una autorrelación práctica si aprenden a concebirse a partir de la perspectiva normativa de sus compañeros de interacción, en tanto que sus destinatarios sociales.”
19 La intención es explicar que los sujetos pueden construirse una identidad estable si son reconocidos por los demás de diversos modos.
Bibliografía
1. Daros W.R., En la búsqueda de la identidad personal, Edit. UCELR, Rosario, 2006.
2. Daros W. R. Daros, Rasgos de una filosofía de la identidad social, edit. CONICET, 2006.
3. Diccionario ANAYA de la lengua S. A. Madrid 1980.
4. Erikson E., Identity, Youth and Crisis, London: Faber & Faber, 1968.
5. Ferry L. El hombre-dios o el sentido de la vida. Barcelona, Tusquet, 1997
6. Gómez García Pedro, Las ilusiones de la 'identidad', revista gaceta de antropología, Nº14, 1998, Artículo 12.
7. Hermann Alexander, Diels Fragmenteder Vorsokratiker, Edit. UFAL, Alemania, 2005.
8. Hinkelammert Franz, Crítica al sistema económico capitalista desde la ética, Edit. Paidos 2003.
9. Honneth Axel, The Struggle for Recognition, Cambridge: Polity Press, 1995.
10. Honneth Axel, The Struggle for Recognition, Cambridge: Polity Press, 1995.
11. Honneth, Axel, La lucha por el reconocimiento, Traducción española de Manuel, Ballestero, Barcelona, 2003
17 Axel Honneth, The Struggle for Recognition, 118-123.
18 Axel Honneth, The Struggle for Recognition, 138
19 Honneth, A., (1997), La lucha por el reconocimiento, 114. Honneth, A., (2003), Kamf um Anerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialer Konflikte, Frankfurt, Suhrkamp. 148.
12. Honneth, Axel, Kamf um Anerkennung. Zur moralischen Grammatik sozialer Konflikte, Frankfurt, Suhrkamp 2003.
13. Jorge Larrain, El concepto de identidad, Revista FAMECOS, Porto Alegre, nº 21, agosto 2003, quadrimestral.
14. Mead, George Herbert, Espíritu, persona y sociedad, Paidós, Buenos Aires, 1968.
15. Ruy, R., El libro de la gran extinción de Gotama el Buddha. Bs. As., Hachette, 1975.
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